miércoles, 26 de noviembre de 2014

La Renuncia Cuauhtémoc Cárdenas al PRD

La renuncia del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas al PRD presentada de manera irrevocable la noche del 25 de noviembre de 2014, se da en medio de la peor crisis que vive ese instituto político a 25 años de haber sido fundado por él mismo.
El Ingeniero Cárdenas formó hacia mediados del año 1986 la Corriente Democrática al interior del PRI, como respuesta a una necesidad de generar un cambio que requería ese partido y el país, con el propósito principal de que la elección del candidato presidencial no dependiera más del Presidente de la República en turno y se abriera un proceso democrático.
Ante la negativa de la cúpula priísta, se da la más grande escisión que haya tenido el PRI en la historia con  la renuncia en masa de los miembros de la Corriente Democrática. Es entonces que primero, el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y después otras instituciones políticas como el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN), el Partido Popular Socialista (PPS) y el Partido Mexicano Socialista (PMS) postulan la candidatura del Ing. Cárdenas a la presidencia de la República conformando el denominado Frente Democrático Nacional. Un hecho inédito en la historia del país. Como pocas veces, las izquierdas, salvo el Partido Revolucionario de los Trabajadores liderado por Rosario Ibarra de Piedra, estaban unidas en una lucha común y con expectativas reales de llegar al poder.
Tras el proceso y fraude electoral de 1988 en donde se reconoce oficialmente la victoria del candidato priísta, el propio Cárdenas, junto con miembros destacados de la izquierda, llaman a la conformación de un nuevo instituto político que recoja las causas sociales y dé respuesta a la urgente democratización de la vida política en el país. Ante el rechazo de las autoridades electorales para permitir el registro del PRD como instituto político, se toma la determinación de que el PMS ceda su registro al naciente Partido. Se trabaja intensamente en la redacción de los Documentos Básicos y la Declaración de Principios, en donde se recogen las demandas sociales y democráticas y en contra de las políticas neoliberales adoptadas por el grupo gobernante.

Primer Logo del PRD
(Imagen tomada de http://cronicadecastas.blogspot.mx/2010/11/1988-v-y-ultimo.html)

El 5 de mayo de 1989, en el Zócalo de la Ciudad de México, nace formalmente el Partido de la Revolución Democrática. A partir de ese momento rápidamente se coloca como una alternativa de gobierno y crece en las preferencias electorales, a pesar de la constante persecución encabezada por el ilegítimo Presidente de la República. Tan sólo en el sexenio salinista, fueron asesinados o desaparecidos más de 500 militantes en todo el país sólo por ese simple hecho.
La aportación del PRD en la vida política del país es innegable. La lucha de dirigentes y militantes se tradujo en la conformación del entonces Instituto Federal Electoral, ya que antes de su existencia era la Cámara de Diputados, quienes validaban la elección presidencial. Se creó también el Tribunal Federal Electoral, ahora Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Se realizaron, junto con otras organizaciones civiles, consultas ciudadanas que desembocaron en cambios sustanciales, por ejemplo, la posibilidad de que los habitantes del Distrito Federal tuvieran la posibilidad de elegir a sus gobernantes. Precisamente, el Ingeniero Cárdenas fue el primer jefe de gobierno electo por la ciudadanía. Desde entonces, el PRD no ha dejado de gobernar la capital del país. Su principal bastión, sin lugar a dudas.
Cárdenas fue postulado en dos ocasiones más a la presidencia de la República ya bajo la existencia del PRD, en 1994 y 2000. En esta última, se dio un hecho histórico. Por primera ocasión en más de 70 años, se daba una alternancia en el poder. Hecho que sin duda, no hubiera sido posible sin la vital aportación del PRD.
Sin embargo, no todo era miel sobre hojuelas. Casi desde su conformación, la aparición de las llamadas “tribus” limitaba la posibilidad de que militantes sin una afiliación con estos grupos, pudiera acceder a cargos de elección popular o de dirección al interior del propio PRD. Aunado a esto, se aceptó la llegada de personajes plenamente identificados con el salinismo. Lo peor de todo, sin embargo, es el abandono de las causas que le dieron origen. La cercanía del grupo conocido como los “Chuchos” con el gobierno y los lamentables hechos de Iguala y la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
En un último intento por recomponer el camino, el Ingeniero Cárdenas hizo un llamado a la Dirigencia Nacional del PRD para que renunciaran a su cargo https://drive.google.com/viewerng/viewer?url=http://lb1.excelsior.com.mx/Media/votacion/CARTA.pdf . Carlos Navarrete, presidente nacional, se negó a dimitir. El Ingeniero no esperó más. La noche de ayer, presentó su renuncia de manera irrevocable. https://es.scribd.com/doc/248264715/La-carta-con-la-que-Cuauhtemoc-Cardenas-renuncio-al-PRD
Ante esto, la lucha del Ingeniero Cárdenas está lejos de concluir. En días pasados ha hecho un llamado, que no es la primera vez, para redactar una nueva constitución, que pueda establecer las bases de un nuevo pacto social. Seguramente habrá Cárdenas para rato.
Por su parte, el PRD ya  no representa a muchos de los que en 1988 -1989 acudimos al llamado de su conformación. Ha venido experimentando una constante baja en la militancia y preferencias electorales, dejó de ser un contrapeso en la vida política y gran parte de la crisis política del país se debe a la ausencia de un partido fuerte de izquierda.

Su dirigencia tiene ante sí una responsabilidad histórica. Hacer una autocrítica seria y responsable y llevar a cabo cambios radicales que le devuelvan la confianza del electorado, o, de lo contrario se verá cada día más sumergido en sus propios errores. Lo que Salinas no pudo hacer en su momento, los dirigentes que lo tienen secuestrado lo harán realidad.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Vientos de cambio



#YaMeCanse el “hashtag de la indignación social” según la BBC, es el trending topic en la red social Twitter que se ha mantenido por 2 semanas como tal y que resume la gran irritación que embarga hoy el sentir de millones de mexicanos que hartos de las componendas y la corrupción de la clase política dice, no más.
Y es que ante tantos hechos de corrupción, injusticia, desigualdad e impunidad, la sociedad mexicana no está dispuesta a que las cosas sigan igual. Los hechos ocurridos el 26 de septiembre pasado en la ciudad de Iguala, en los que desaparecieron 43 estudiantes normalistas ha sido el detonante para decir que ésta ya no está dispuesta a aguantar casos como el señalado.
En sí mismo, este es un hecho atroz e indignante que en un estado de derecho no debe ocurrir y mucho menos, si como las investigaciones señalan, todo fue orquestado desde instancias gubernamentales. Sólo comparable con los lamentables sucesos del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971, cuando el gobierno reprimió sendas movilizaciones estudiantiles, eventos que como ahora, nos llenan de un enorme dolor.
Por si esto fuera poco, Carmen Aristegui mediante una investigación periodística dio a conocer que la esposa del presidente del país es dueña de una casa con un valor superior a los 7 millones de dólares. La adjudicación de esta propiedad es poco clara, las explicaciones que la señora Rivera ha dado no han convencido a nadie y, por donde se vea, está claro que hay corrupción y conflicto de intereses atrás de todo este asunto.
Estos eventos aunados a una interminable lista de casos de corrupción, prebendas, asesinatos e inseguridad, han provocado que el descontento y la indignación hayan trascendido las redes sociales y la gente salga a las calles a lo largo y ancho del país a manifestar su descontento. Múltiples expresiones se han registrado, paro de clases en las universidades del país, bloqueos en avenidas y carreteras y diversas marchas y concentraciones multitudinarias. La más reciente de ellas, el pasado 20 de noviembre. Más de 200 mil personas, en la capital y muchas más en diferentes ciudades del país y fuera de éste se pronunciaron a favor de la paz y en la búsqueda de un nuevo pacto social que responda a las demandas de la ciudadanía.
Pocas veces he presenciado una manifestación de esta naturaleza. Gente de todas las clases sociales, de diferentes edades, amas de casa, padres de familia de la mano de sus pequeños, miles de estudiantes, pero también sacerdotes y monjas; todos caben. Pero el común denominador era el clima de indignación. Se podía respirar un ambiente de tristeza mezclado con rabia, frustración e irritación. La demanda principal, la presentación con vida de los 43 muchachos que desaparecieron la tarde-noche del 26 de septiembre. Atrás de esa petición, la consigna más repetida era la que pedía la renuncia del presidente Enrique Peña Nieto.





Al respecto podríamos plantearnos si esta exigencia es legítima. Si el presidente de la República tuvo participación o responsabilidad directa en los hechos de Iguala. Aparentemente no fue responsable directo en estos hechos ilícitos, sin embargo, sí son responsables de la reacción tardía que tuvo el gobierno federal para atraer el caso y la total ineficiencia tanto del Procurador General de la República y del Secretario de Gobernación que no han podido dar una respuesta que convenza a los familiares de estos muchachos y tampoco a la opinión pública.
Pero más allá de esto, la renuncia de Peña Nieto se hace necesaria porque él representa a un régimen caduco y corrupto, ajeno a los intereses de las mayorías, que gobierna sólo para una elite. Porque el gobierno que él encabeza carece de la más mínima legitimidad, pero sobre todo de voluntad política para dar respuesta a las demandas de justicia, paz y seguridad que reclama el país. Porque este gobierno es incapaz de frenar las muertes de tantos compatriotas a lo largo y ancho del territorio nacional. Porque la corrupción de gobernadores, presidentes municipales, policía, jueces, ejército es generalizada y su relación con la delincuencia organizada, especialmente el narcotráfico es cada día mayor. Porque a dos años de haber tomado posesión en el cargo, no se vislumbra ninguna mejora en el nivel de vida y sí se agudiza la desigualdad y la pobreza de un número importante de la población.
Porque la sumisión de los poderes judicial y legislativo a los deseos del ejecutivo son más que evidentes. Y porque el actuar de los dos primeros está lejos de velar por los intereses del pueblo. Y a la luz de su actuar, no se justifica los salarios que perciben. Viven en un México distinto y ajeno al de las mayorías.
Por esto Peña debe dimitir a su cargo de Presidente de la República. Pero ese sólo sería una de las condiciones necesarias para encaminarnos a la recomposición política y social que requiere el país. Será necesario sentar las bases de un nuevo pacto social que contribuya a atender las demandas inmediatas de la ciudadanía. Un pacto que devuelva a los habitantes de este país la seguridad, la justicia y la confianza en las instituciones. Será preciso encausar los reclamos de la gente patentes en las redes sociales y en la calle, en demandas y acciones concretas, inteligentes y responsables.
Hoy México está cansado y por lo mismo, ya no está dispuesto a aguantar más.


"Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera"
- Pablo Neruda