Para muchos fue una no muy grata sorpresa enterarnos de que el Maestro Miguel Ángel Granados Chapa anunciara el viernes pasado que su columna Plaza Pública llegaba a su fin. Pero enterarnos que la tarde de ayer, un poco antes de las 18:00 hrs. Don Miguel Ángel había dejado de existir, nos tomó por sorpresa y la tristeza embargó nuestros corazones.
Abogado y periodista de formación, comenzó a ejercer esta última profesión hacia el año de 1964, invitado a colaborar por otro grande del periodismo mexicano, Manuel Buendía. Comenzó entonces una larga y fructífera carrera que incluyó participación en el periodismo escrito, en la radio y la televisión.
Entre algunas de sus destacadas actividades se encuentran la de fundador del semanario Proceso, después de los conocidos sucesos que en el 76 sufrió el periódico Excélsior, del que era colaborador. Fue también fundador del diario la Jornada, en donde publicó Plaza Pública desde 1984 hasta 1992. Al crearse el periódico Reforma, continuó escribiendo su columna de forma ininterrumpida hasta el viernes pasado. Tuvo participación también en el periódico Uno más Uno y en la Revista Mira.
En la radio, su programa del mismo nombre, se transmitió por radio educación desde 1994. Y en Televisión, fue jefe de noticieros del Canal Once.
Incursionó, sin éxito en la política, cuando en 1999, pretendió gobernar Hidalgo, su estado natal, postulado por una coalición encabezada por el Partido de la Revolución Democrática. Los cacicazgos y los cotos de poder ejercidos por el priísmo local, impidieron que obtuviera el triunfo, en una contienda que a todas luces fue desigual.
La pródiga carrera periodística de Don Miguel Ángel fue reconocida en múltiples ocasiones. Tres veces recibió el Premio Nacional de Periodismo; la Universidad Autónoma Metropolitana le otorgó el Doctorado Honoris Causa; y, en 2008 el Senado de la República lo condecoró otorgándole la medalla Belisario Domínguez.
Referente obligado para entender el acontecer nacional a través de sus libros y escritos periodísticos, caracterizados por su razón, objetividad y ética, Granados Chapa deja un enorme vacío en el periodismo de nuestro país. Plumas como la de él no se dan todos los días.
Descanse en paz.