Muchos quizá podrán preguntarse, cómo es que el PRI duró 70 largos años en el poder. Muchas son las razones, pero en esta ocasión me referiré sólo a las prácticas corruptas en los procesos electorales. Pero algo importante de señalar, es que el PAN aprendió algunas de ellas e incorporó otras nuevas, sobre todo en la elección presidencial de 2006. He aquí un resumen de las más representativas.
Operación tamal.
Apenas abiertas las urnas, se llevaba a un grupo considerable de electores a desayunar su respectiva guajolota (torta de tamal) y su atole de arroz o champurrado. Después de eso, se aseguraban de que ya con el estómago lleno, votaran por el PRI.
El ratón loco
Consistía en hacer que un posible elector (identificado previamente como simpatizante de la oposición) debiera ir de casilla en casilla, intentando encontrarse en la lista nominal de electores. Cosa que en pocas ocasiones ocurría.
Las urnas embarazadas
Previamente al inicio de la jornada electoral, el presidente de casilla o algún otro funcionario, se encargaba de rellenar la urna con una cantidad suficiente de votos que garantizara que el candidato del partido oficial, obtuviera el mayor número de sufragios.
El carrusel
Consistía en llevar a un grupo de electores a votar en cuantas casillas se hubieran instalado en el Distrito Electoral y en sus alrededores. A cambio obtenían algunas monedas.
Los muertos votantes
En casi todos los distritos encontrábamos testimonios de quien decía que sus abuelos habían vuelto a este mundo, sólo a votar por el PRI. Esto se repetía invariablemente cada seis años.
Tacos de boletas
Consiste en que el elector no sólo deposita su boleta electoral, sino que introduce un “taco” de boletas, todas tachadas previamente a favor del candidato oficial.
El robo de urnas
No requiere explicación
Otras actividades fraudulentas durante la jornada electoral:
· Apertura temprana o muy tardía de la casilla o bien, cambiar el lugar oficial de la instalación de la misma.
· Impedir la participación y vigilancia de los representantes de los partidos y candidatos en las casillas.
En 1988 fuimos testigos de la caída del sistema. Una vez que se comenzó a computar los resultados de la jornada electoral del 6 de julio, y cuando el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas tomaba una considerable ventaja, se dejaron de dar resultados electorales. Para cuando el sistema se “restableció” ya el candidato del partido oficial, encabezaba las preferencias electorales. O al menos eso nos dijeron. Recordemos que en ese entonces, el PAN en el Congreso, votó a favor de destruir las boletas electorales, impidiendo de esa forma, al igual que en el 2006, conocer al verdadero ganador de la elección.
La última elección presidencial se vio enmarcada de la guerra sucia orquestada desde la residencia oficial de los Pinos. Infundiendo miedo entre el electorado con una campaña tendenciosa y difamatoria en contra de Andrés Manuel López Obrador. Poco tiempo después, el mismo Fox, aceptó su participación en el fraude electoral del 2006. http://www.eluniversal.com.mx/nacion/148377.html. Luis Carlos Ugalde, encargado del IFE en esa elección, también aceptó que el proceso fue sucio. http://www.jornada.unam.mx/2007/08/29/index.php?section=politica&article=003n1pol
Sin embargo, existen formas para evitar que esto vuelva a suceder. La participación ciudadana entusiasta, la denuncia de toda irregularidad ante la FEPADE http://www.pgr.gob.mx/denuncia/denuncia.asp antes, durante y después de la jornada electoral, y por último, hacer efectivo nuestro derecho a elegir a nuestros gobernantes.
Hasta la próxima