Después de los resultados electorales del 2006, el Partido de la Revolución Democrática ha caido en una profunda crisis, de la cual muchos piensan que no saldrá avante.
Los problemas son varios. Por un lado se encuentra la cantidad de "tribus" y la poca disposición de éstas de alcanzar acuerdos que posibiliten al partido a posicionarse permanentemente como una opción viable de gobierno. La existencia de estos grupos, impide también a militantes que no simpatizan con alguno de ellos, la posibilidad de ser postulado a ocupar algún puesto de elección popular.
Por otra parte, la llegada a la presidencia nacional de Jesús Ortega, ha profundizado las diferencias al interior, al aceptar que el partido presente candidaturas conjuntas con Acción Nacional. Sí, precisamente con el partido que en una elección por demás sucia, impuso a su candidato en la silla presidencial.
La posición de Andrés Manuel López Obrador, de no aceptar otra candidatura de esta naturaleza, ahora en el Estado de México y su disposición de pedir licencia a su militancia en el partido del sol azteca, ha llevado a hablar de una profunda crisis al interior del mismo y se avisora una desbandada de militantes y simpatizantes.
El panorama no es nada alentador, sin embargo, se vislumbra una luz al final del tunel. El día de ayer, diferentes voces se pronunciaron en favor de que el Ing. Cárdenas retome la dirigencia nacional. En lo personal, creo que de consumarse este hecho, después de analizar los estatutos del partido y buscar alguna posibilidad ya que actualmente no se contempla la reelección de los presidentes nacionales, sería lo mejor que le pudiera pasar al PRD. La figura del ingeniero ayudaría a encontrar coincidencias y aglutinar a las diferentes fracciones en torno a un proyecto de nación.
Nadie puede negar la importancia que ha tenido Cuauhtémoc Cárdenas en la vida reciente del país. Su figura es respetada dentro y fuera del PRD. Ya en alguna ocasión logró lo que pocos, unificar a las izquierdas. Sin lugar a dudas, esta pudiera ser la opción para evitar que el PRD sufra una división que termine por sepultar a ese instituto político